Me recosté levemente sobre el asiento, casi apoyando mi cabeza. Cerré por un momento mis ojos, y un suspiro vehemente se me escapó de los labios. Las campanadas del cruce ferroviario indicaban que el tren estaba próximo a pasar, y una idea terrible se coló de repente en mi mente. Negué como por inercia, haciendo un movimiento de lado a lado intempestivamente, solo por un instante. Pero si alguien me hubiera estado viendo, habría pensado sin duda que estaba loco.Y en parte habría tenid