Año 4000 d.C.
Los humanos estamos tan avanzados que cada neurona desarrolló una personalidad única y diferente a las otras, incluso dentro de un mismo ser.
Los humanos estamos tan avanzados que nuestra velocidad de respuesta aumentó, y nuestra capacidad de multitasking se multiplicó por mil en referencia al año 2000. Esto es permitido por la red de neuronas que, según su experiencia y su esencia, votan por una decisión que, lógicamente, es la mejor. Neurocracia les dicen algunos, vaya a saber por qué.
Los humanos hemos evolucionado a un nivel inimaginable en todos los ámbitos. Excepto en uno: "la maldición".
La maldición genera un fallo que perjudica la toma de decisiones del conjunto de neuronas. No importa la cantidad de neuronas disponibles, ni las características hegemónicas que poseen, ni el resultado total, siempre se genera una pérdida en la velocidad de respuesta. Y peor aún, en la calidad.
La maldición es algo temido por todos nosotros, ya que vemos a los que la padecen. Sus decisiones dejan de ser lógicas. Dejan de basarse en el principio universal de sumatoria de respuestas neuronales y, simplemente, accionan. Es usual ver que ataca a dos personas al mismo tiempo y ambos presentan el síntoma a la vez. No es contagioso, al parecer, pero a pesar de los avances tecnológicos, aún no sabemos de dónde proviene.
Los Maestros en las Artes siempre cuentan que, en la antigüedad, se le atribuía este fallo al músculo cardíaco. Y, por supuesto, dicha teoría fue estudiada y posteriormente descartada. Pero de algo estaban seguros, esa tontería no tenía ni una pizca de lógica.
Además, los Maestros dicen que antes no era llamada "la maldición". Se llamaba "amor".
Que nombre tan ridículo...
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