Narraciones al viento

Una biblioteca de cuentos cortos para leer en cualquier lado...
Miguel Ángel Fernández

Alma Mater



Por  M!     junio 27, 2024    Labels: 




            Era un martes como cualquier otro. Caminaba despacio hacia la panadería, a comprar un cuarto de kilo de pan. Estaba soleado, aunque un poco fresco. Yo iba en alpargatas, pantalones cortos y musculosa, bastante informal. Si hubiera sabido que me iban a secuestrar, me hubiera vestido un poco mejor… 


Un auto negro me interceptó y, en cuestión de segundos, ya estaba encapuchado y en el asiento de atrás. Les fue bastante fácil agarrarme, me había quedado paralizado. No soy un hombre violento, a pesar de que mi generosa estatura y cuerpo fornido haga parecer lo contrario. 


El hombre que estaba a mi lado me sacó la capucha con suavidad, pero no dijo nada. Al conductor no lo pude ver, el asiento lo tapaba. El acompañante se dio vuelta hacia atrás y me dijo que no me preocupara, porque no me iban a hacer nada. Agregó que solo era un protocolo para evitar ser encontrados, y que disculpe el susto. 


Tomó un trago de una botella metálica y volvió a hablarme: 


—Alma Mater 3 va a hacerte una propuesta. 


No dijo nada más y entendí, por alguna razón, que no tenía que preguntar nada. Solo guardé silencio y miré el paisaje. Llegamos a un edificio alejado de la ciudad. Era imponente, lo que me hizo suponer que se trataba de gente poderosa y con mucho dinero. 


Estacionaron. El acompañante me abrió la puerta con cortesía y me hizo un ademán para que lo siguiera. Obedecí. Caminamos unos metros hacia la puerta y me dijo: 


—Te informo que Alma Mater 3 es alguien de gran tamaño, y no le gusta que se rían de ella. Por favor, mantén la seriedad. — Caminó unos pasos y se detuvo. Volteó para decirme algo más. — ¡Ah! Ella lee la mente. — Y siguió caminando sin darle mayor importancia a mi cara incrédula. 


Sinceramente, pensé que se estaba burlando de mí. 


Entramos y me llevó hacia la habitación especial. Había muchos guardias en la puerta que, luego comprendí, en realidad no los necesitaba. Abrió la puerta y me hizo entrar solo. Di unos pasos y, delante de mí, sentada en un sillón estaba ella. Realmente era gigante. Le calculé 3 metros de altura aproximadamente. Estaba tan asombrado que no me di cuenta que mi boca estaba abierta de manera bastante exagerada. 


Ella me miró y me dijo con una voz grave, pero curiosamente muy atractiva: 


—No me gusta que se rían de mi estatura, sé que te lo dijo Compañero 2. 


Yo cerré la boca automáticamente y pensé “esto es un chiste…”.


—No, no es un chiste. Sé que te informó que puedo leer mentes también. — Dijo, mientras con un movimiento de manos me invitó a acercarme. 

Obedecí.  


—Soy Alma Mater 3, y lo que te voy a contar es algo secreto. Por lo que veo, va a ser muy sorprendente para vos. Tomate tu tiempo de pensarlo, asimilarlo, y preguntarme lo que quieras. 


A pesar de su tamaño colosal, era una mujer de proporciones normales. Caderas anchas, busto mediano, cabello negro y tez blanca. Su mirada, en cambio, era especialmente hermosa. Sus ojos grises tenían un no sé qué mágico y tranquilizador. Le sonreí, de hecho, y le dije “Te escucho…”. 


—Primero, quiero que sepas que nosotros, los humanos, no funcionamos como vos creés. Somos superorganismos, tal como las hormigas y sus colonias. Hay humanos obreros, humanos soldados y, por supuesto, humanas reinas. Yo soy una humana reina. — Dijo, haciendo un gesto de presentación. 


—Un gusto. — Dije con ironía, pues no creía nada de lo que decía. Ella sonrió, interpretando mi sarcasmo. Su sonrisa era perfecta. 


—Entiendo que no lo creas, puesto que por nuestra protección los programamos para que no lo sepan. Pero así es, están todos conectados a una reina humana. A una Alma Mater. Los trabajos, la rutina, la división de la producción, los países, el capitalismo, el dinero… es todo invento nuestro, que nos facilita que hagan lo que la colonia necesita sin preguntarse si están esclavizados, y sin que surjan tantos deseos de revelación. La revelación es mala para la colonia y para la subsistencia de los humanos. La paz es progreso. Y las Almas Mater somos las encargadas de que haya paz. Excepto… 


Miró para abajo, como recordando tristemente una época pasada. 


—Antes, éramos muchas Almas Mater, y muchas colonias que vivían en armonía. Con el paso de los años, solo quedamos dos. Alma Mater 7 y yo. Tuvimos nuestras diferencias, y eso se plasmó en lo que ustedes conocen como guerras mundiales. Las cuales ambas ganó ella. Desde ese entonces estoy intentando recuperarme para vengarme. Ella aún cree que me destruyó por completo, pero ya ves… 


Se rio con fuerza, y tanta que me asustó. Se dio cuenta y me dijo: 


—No te asustes, sé que a veces soy un poco histriónica… 


Aprecié su preocupación y pensé en preguntarle por qué me explicaba todo eso, y por qué estaba ahí. Como era de esperar, leyó mi pensamiento. 


—Estás acá porque te estuve analizando durante mucho tiempo, y sos la persona ideal para ser mi Compañero 1. Sos fuerte y vigoroso, amable y altruista, y químicamente perfecto, tus feromonas me atraen en demasía. 


Me miró con deseo y agregó: 


—Toda Alma Mater tiene 2 compañeros, uno la protege, ya conociste a Compañero 2, y el otro la embaraza. Nosotras, cuando estamos embarazadas, crecemos en poder un 500%. Por eso es muy importante tener un Compañero 1 con las cualidades como las que tenés. Serías muy importante para mí.  


Me sentí halagado. De hecho, nunca me sentí más halagado que en ese momento. Y sentía muy dentro mío que era una oportunidad única de ser importante y cambiar la historia. Lo que siempre quise. Y ella lo supo. 


—Acercate… — me ordenó con dulzura. 


Obedecí. Caminé hacia ella, lentamente, mientras sentía como mi respiración se aceleraba. Era el día más importante de mi vida y estaba a punto de cumplir con mi destino. Al llegar a su lado, me abrazó. Era inmensa y fuerte. Pero estaba tan confiada y desprotegida, que no vio la cuchilla en mi manga y tampoco percibió cuando la saqué despacio. Solo entendió todo cuando era demasiado tarde, cuando la hoja estaba atravesada al costado del corazón, en una herida mortal. Y le dije al oído: 


—Yo también estoy sorprendido... de los ocho mil millones de humanos, justo me elegiste a mí, el Compañero 1 de Alma Mater 7.



Sobre M!

Escritor amateur, licenciado en recursos humanos, técnico electrónico y docente universitario, un ecléctico apasionado por la belleza de la humanidad.

3 comentarios:

  1. Increible...no sabia que escribias...gracias por enviarme el link. Un abrazo, Irene

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  2. Me gustó mucho!!! Quedé con ganas de leerte más!!!!

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  3. No me lo esperaba. Me atrapaste.

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