Narraciones al viento

Una biblioteca de cuentos cortos para leer en cualquier lado...
Miguel Ángel Fernández

    El salón era grande, de paredes blancas y pocas ventanas. Había muchas personas allí, todas ubicadas en los asientos, mirando hacia adelante, observando a uno que gesticulaba y hablaba.

    En realidad, no todas miraban hacia adelante. Una chica estaba mirando en diagonal, a un chico sentado en la fila de adelante. Su cuello le llamaba la atención. Era bastante musculoso, y lampiño. Era un cuello muy atractivo, pensó. Y sintió ganas de besárselo. Cerró los ojos y se lo imaginó. Primero lentamente. Luego salvajemente.

    El chico del cuello, ni sospechaba el deseo que le causaba a la chica. Sin embargo, él estaba curiosamente pasando por algo parecido. Su mirada estaba fija en la señora sentada cuatro filas delante suyo. Era mayor que él, y aun así le encantaba su femeneidad. Cada vez que ella miraba disimuladamente hacia los costados, su pelo la acompañaba con una gracia deliciosa. El chico sentía un poco de vergüenza, porque pensaba que el corazón latía con tanta fuerza que se escuchaba por todos lados. Esa mujer seguramente era increíble en la cama.

    La mujer no sentía la mirada del chico clavada en la nuca. Ella miraba al costado cada tanto, pues el hombre sentado a su lado le producía una reacción química indescriptible. Sexual, por supuesto. Su mano rozaba suavemente la mano del hombre, y eso la excitaba mucho. Pensar en el contacto físico prohibido la estimulaba a pensar soezmente. En primero lugar, porque el hombre tenía un anillo de casado. En segundo lugar, porque hacía mucho que ella no tenía contacto físico con alguien. Se relamía los labios de manera inconsciente. Y el hombre podía haberlo notado de haberla visto. Pero no lo hizo.

   El hombre estaba inmerso en sus pensamientos. Tenía que volver a casa, con su familia, antes de la cena. Es decir, con una de sus familias. Tenía dos. Dos esposas, con dos hijos cada una. No es necesario aclarar que ninguna sabía la existencia de la otra. Y lo peor de todo, es que tenía una amante, sentada en la fila de atrás, con su marido. Él solo quería que la amante se levantara y pasara por delante, haciéndole una seña para que vaya, y tener sexo en algún rincón escondido. 

    La amante fantaseaba estar con el hombre y con su marido a la vez. Hacer un trío era su fantasía. El marido observaba lascivamente a la adolescente de la primera fila, con su falda corta. La adolescente le tomaba la mano a su novia, sentada a su lado. La novia se dormía, pues trabajó toda la noche… tuvo muchos clientes. 

    Toda esa cadena fue interrumpida por el señor que gesticulaba y hablaba, cuando dijo “… y esto, es palabra de Dios.”

    

    Y todos contestaron al unísono “Te alabamos Señor”.

Encendió la cámara, y la colocó mirando hacia la pared de ladrillo, que estaba un poco mas presentable.


Le dió al botón rojo de "grabar", y mientras se peinaba descuidadamente con la mano caminó hacia el medio del cuadro. Ya tenía experiencia grabándose, dado que era un influencer medianamente conocido.


Colocó la mano izquierda con la palma hacia arriba, acercó la otra con aire de misterio y tragó saliva. Ya se imaginaba el futuro que le esperaba, lleno de dinero y fama. "El primer influencer con poderes" era la portada de todos sus pensamientos, aunque lo de influencer estaba de mas... ya que sería la primer persona con poderes. Pero lo que más le importaba era que por fin Silvia le iba a dar bolilla.


Sonrió levemente, ante tamaña visión...


Los dedos de la mano derecha generaron un chasquido un poco débil, pero alcanzo para la magia: de la palma emergió una llama de color roja, que duró algunos segundos. 


Sacudió las manos y las colocó nuevamente como antes, haciendo un nuevo chasquido. Esta vez mas firme: el fuego esta vez fue mas intenso, y mas alto. Tuvo que cerrar un poco los ojos por el brillo súbito. Pero al poco tiempo desapareció.


Sacudiendo otra vez, dijo en voz alta: "Ya probé ocho veces antes de comenzar a grabar." Y miró a la cámara cuando agregó: "Juntos, ustedes y yo, vamos a ver de que se trata este nuevo poder que me fue entregado... quién sabe cuál es el límite!"


Se ve que el límite era de diez, porque nunca más logró generar una llama de nuevo. 


Qué lástima que estas cosas no vengan con instrucciones...

¿Alguna vez te pasó sentirte inquieto por estar haciendo algo que en realidad no querías? ¿Y viceversa?

Todos hemos sufrido algun momento en el cual nos preguntamos por qué carajos hicimos esto, siendo que en realidad no queríamos hacerlo. O peor aún, ni siquiera estaba en nuestra naturaleza hacerlo.

Tantas veces me tocó sufrir al traidor en mis zapatos, que hasta incluso me hizo dudar si en realidad no era mi subconciente, o mi inconciente, o algo por el estilo, como aquella vez que agarré del cuello al pibe que empujó a mi amiga. Se lo merecía, pero yo no solía manejarme de esa manera. Y por culpa de eso perdí a mi amiga, y la posibilidad de volver a ese lugar.

Y tantas otras veces me tocó vivir al traidor en mis zapatos, que hasta inclusole agarré cariño, como aquella vez en la que me animé a dejarle mi número escrito en un papel a la chica que me gustaba.  

Veo muchos igualmente excusándose de esa forma haber hecho cosas terribles e imperdonables. El traidor en tus zapatos tiene poco poder sobre vos, y además es momentaneo. No lo uses de excusa, si sos una mierda sos una mierda, admitilo.

Sin embargo, saber esto lo único que genera en mi es una especia de tolerancia excesiva a la gente. Y si, teniendo en cuenta que todos tenemos un traidor en nuestros zapatos, ¿no merecemos acaso un margen mas? Un poco de empatía no viene mal, ¿no les parece?

Para terminar, hago un llamamiento a todos a dos cosas: reconocer al traidor, y aceptarlo. Solamente así podemos manejarlo y controlar sus consecuencias. Y quizás hacernos amigos.


Sin mas me despido de ustedes.

Suyo,
El traidor en tus zapatos.


M!

"Maldición", me dije a mi mismo. Jamás voy a entender por qué cada vez que se me mete un dilema de este tipo me quedo pensando tanto tiempo. Si al fin y al cabo, la consecuencia es casi la misma.


Es decir, que cosa es primero... ¿el huevo o la gallina?


Si bien, depende del punto de vista, la mínima duda me deja en estado catatónico. Por ej, si hablas sintácticamente, primero es el huevo porque lo dijimos primero. Pero si sos un chino, primero es la gallina, porque leen de adelante para atrás. O si lo analizás religiosamente, primero fue el huevo, porque Eva en idioma antiguo, es Huevo (tiré chamuyo, lo sé). O si lo intentás definir desde un punto de vista hermenéutico telúrico incaico, tomando como inicio la teoría de Erasmo de Rotterdam sobre la vida... no vas a poder porque no tiene nada que ver. 


Cuestión, estuve 4 horas intentando determinar esta cuestión...¿Primero que?¿el huevo o la gallina? ¿Primero que?¿el huevo o la gallina? ¿Primero que?¿el huevo o la gallina?


Finalmente lo decidí. Y me rasqué el huevo. Y después la gallina.




Turno a las 10 am, del martes 10 de Agosto de 2010. Es decir, hace exactamente cinco años y un día.

Aún me cuesta expresarme, realmente es un grave caso de mala praxis el que sufro yo. 


Sucedió así: fui puntual, en ayunas. La operación iba a ser rápida, pero con anestesia total. 10.20 am ya estaba en la camilla, y poco después, el anestesista me durmió. No sé cuanto tiempo pasó, pero me despertó el movimiento de alguien a mi lado. Era ella, mi doctora, rodeada de tanta luz y tan difusa...


Me refregué los ojos, pues en ese momento pensaba que estaba soñando. Al abrirlos, ahí seguía ella. Mas linda aún. Con una mirada, me lo dijo todo. Con una sonrisa, me lo dibujó. En ese momento comprendí que la tenía incrustada muy profundo en mi corazón. Y jamás me la podré sacar...


Evidentemente fue mala praxis.

Sumergido.


La vida es un mar intranquilo, que no se queda quieto nunca. Por momentos las olas son demasiado fuertes, tanto que uno piensa que se va a ahogar. Por momentos, te da tiempo para salir a respirar, hacer la plancha y que las ondas te hamaquen suavemente, como arrullandote en piadosa armonia.




Sumergido.


Porque cuando en la superficie hay tormenta, dicen que hay que hacer submarino para que las olas no te den vueltas. Da un poco de miedo, eso si. Pero por lo menos no te desorientas. Solo es cuestion de esperar la pausa, nada mas. Todas las tormentas terminan eventualmente.




Sumergido.


Aunque ya no recordas cuanto tiempo hace que estas conteniendo el aire. Regulando los movimientos para que no se consuma todo el oxigeno. Usando los truquitos que te enseno la vida, como el de tener los cachetes inflados con aire, como un tubo extra que te da algunos segundos mas. Perdiendo la cuenta, pero sabiendo que superaste todo record mundial. Por lo menos el tuyo propio.




Sumergido.


Tratando de no olvidarte como era lo de nadar hacia arriba. Tratando de no sumergirte tanto que la superficie quede muy lejos. Tratando de no perder de vista el salvavidas. Tratando de sobrevivir.




Sumergido. 


Creyendo ya que no hay nada mas que agua alrededor. Agua fria, y salada. Y triste, aburrida y desesperanzadora. Y un poco de Yodo, que no suma ni resta.




Pero salis a la superficie. Y descubris nuevamente el cielo. Azul, recortado por un arcoiris increible. Y el sol que te deslumbra y te hace poner cara rara. Aves cantando una melodia preciosa, y el olor proveniente de vaya a saber que rincon. 




Y la playa ahi cerca, que te espera para vivir otra nueva aventura, en un ciclo que no tiene fin.



M!

 -No entiendo.

-Que si el talle L no te entra, quizás te convenga un XL. 

-¿Uno mas chico? No entiendo, disculpá.

-No no, un XL... uno mas grande. 

-Pero XL no es mas grande que un L, es mas chico.

-No, estas confundido... el XL es mas grande que el L.

-No, vos debes estar confundido. Capaz te referís a un talle LX, no XL.

-Me estas cargando, ¿no? Yo estoy trabajando, no puedo perder el tiempo asi.

-No te estoy cargando. Y hablame bien, porque soy un cliente y necesito un talle mayor al L, y ya me estás cansando de tu tomada de pelo.

-Flaco, a ver... El XL es mas grande que el L, ¿de donde saliste acaso?

-De Roma, ¿que tiene que ver?

-Pará... ¿Roma?

-Claro.

-Ah, ahora entiendo todo. Ya te traigo un número mas. 




M!

Abro los ojos y pestañeo 3 veces. Me miro al espejo y me pregunto si está bien lo que estoy por hacer. ¿A quién no le pasó? Hay gente incluso que vive con esa disyuntiva. Todo el tiempo duda de lo que hace. ¿Por qué yo no? Lo que pasa es que usualmente lo creo una pérdida de tiempo... sólo voy a saber si está bien o no en el futuro. De hecho, en dos años voy a tener una perspectiva diferente que dentro de 10 años sobre este hecho. "Connecting the dots" decía Steve Jobs, haciendo alución a que sólo podremos entender el camino conectando los puntos hacia atrás. Algunos dirán que el bosque no se puede ver si el árbol está muy cerca. Otros dirán que los caminos del señor son misteriosos... 


El reflejo me devuelve la viva imagen de la incertidumbre. Sonrío, pero extrañamente ese rostro no se inmuta. Eso pasa cuando la sonrisa es débil...


Esto me hace recordar que cierta vez, un anciano que se justificaba la cara de enojado constante con el "tengo sonrisa débil", me regaló un consejo que intento siempre seguir: cuando estés en la duda de si hacer algo o no, hacelo... es mas fácil arrepentirse de algo que no hiciste. ¿Por qué no aplicarlo a este caso? La duda me carcome la cabeza y me desgasta el pensamiento. Mis ojos rojos piden a gritos una decisión que prácticamente es inminente. O lo hago o no lo hago. Sigo el consejo del anciano, o me arriesgo a arrepentirme para siempre. 


Un último suspiro antes de darle paso a la acción es el intento desesperado de mi cuerpo para alejar esos fantasmas interrogativos, por supuesto sin éxito, pero con una gran valentía. Otra sonrisa aparece, esta vez muy visible... y muy por dentro resuena victorioso la resolución de tan decoroso conflicto interno:


"Ma´ si... me saco el granito y chau!"



M!

Un tipo en la parada de colectivo, levantándole el dedo del medio al colectivero que no le paró. 

Un colectivero que se enoja con un peatón que cruzó en rojo y al que casi choca.

Un peatón que está puteando a un político por un bache en una vereda que pisó.

Un político agrediendo verbalmente a un camarógrafo que lo filmó cuando no debía.

Un camarógrafo que cagó a su mujer con su compañera de trabajo.

Una mujer que le tira una mandarina a un verdulero que se la vendió en mal estado.

Un verdulero que le vendió una mandarina podrida a una mujer que le pagó con billetes truchos.

Una mujer que insulta constantemente a su esposo camarógrafo.

Un camarógrafo que persigue a un político para agarrarlo infraganti, 

Un político que rechazó una asignación a un hombre que no tiene ni para pagar boleto.

Un hombre que no tiene ni para pagar boleto que cruza la calle en rojo con la intención de ganar un juicio por un choque de colectivo.

Un colectivero que no le importa ni un poco que le haga señas un tipo en la parada que no iba a llegar al nacimiento de su hija.

Un tipo en la parada que me pregunta si estoy en la fila.

Y yo que le respondo: No gracias, estoy mirando.


M!

    Fui como cada semana a hacer las compras al almacén. En realidad, todas las semanas voy al supermercado... pero siempre me olvido de algo. Por eso suelo ir al almacén, a comprar lo que me olvidé. En este caso era leche, algo indispensable para mis hijos. Y como en el almacén la venden al mismo precio, y hay que hacer menos cola, voy allí.


    Pero cuando estaba por ingresar al local, noto un negocio al lado, con un cartel medio caído y viejo, y una entrada bastante deteriorada. Sin embargo, me ganó la curiosidad y me asomé al umbral. Se podía ver un viejo sentado en una silla, bastante robusto y pelo blanco, abundante. Por dentro pensé que era Papa Noel jubilado y con menos panza, y me sonreí. Pero me arrepentí al instante, porque el viejo me vió y me invitó a entrar con un ademán. Miré hacia atrás, y no había nadie, asi que me hice cargo de la invitación y entré. No tenía ni idea que en ese momento me iba a cambiar la vida...


    El viejo, con falsa inocencia me preguntó qué necesitaba. Y para seguirle la corriente bromeé de que necesitaba leche y responsabilidad. Me miró con esos ojos grandes (mas grandes que los lentes que traia puesto) y me preguntó nuevamente qué necesitaba.


    -Nada- respondí con vehemencia, un poco amargado porque pensé que mi chiste era gracioso. Pero pensé un poco mas... ¿por qué dije "responsabilidad"?


    Mi psicólogo solía decirme que detrás de los chistes hay una verdad. Quizás realmente pienso que necesito ser mas responsable. Obviamente lo dije porque siempre me olvido de algo, soy un colgado tremendo. Pero admito que no es solo eso. Siempre me olvido de las fechas de los cumpleaños, aun el de mi esposa. Siempre dejo para lo último lo importante, pensando que si lo hago a las apuradas me va a salir mal, y termino haciendolo a las apuradas igualmente por quedarme finalmente poco tiempo. Y con mis hijos... el mas grande se la banca dentro de todo. Me acuerdo del otro dia, lo tenia que ir a buscar a futbol. Llegué tarde, porque salí tarde. Estaba con una pelota, sentado en el piso. Era el último... ni siquiera el profe estaba. Encima le pregunté por qué no había estado pateando al arco para pasar el tiempo, y me respondió con mirada triste "lo hice, pero despues de un rato me aburri". Y lo peor... una vez se me perdió. En realidad, él es mas volado que yo, y colgó viendo una vidriera. Yo no me di cuenta, y cuando giré mi cabeza, ya no estaba. Lo busqué por todos lados. Y finalmente el chico de la verdulería me dijo que lo vió perdido y lo llevó hasta mi casa. Me volvió el alma al cuerpo, y lo demas no me importó (ni los retos de mi esposa, ni la cara de asustado de él), porque estaba contento y aliviado. Pero qué desastre que soy. Y con el mas chiquito... con ese soy pésimo. Me lo olvidé un rato en la bañera por ver a Riquelme en una conferencia de prensa. Cuando me acordé salí corriendo. Estaba todo arrugadito y sonriendo como siempre. Capaz se estaba cgando de risa de lo mal padre que soy. Pero la que nunca me voy a olvidar es cuando agarré ese perro de la calle para adoptarlo y salvarlo. Ni hace falta decir nada... ni siquiera quiero pensarlo. Todavía tiene la marquita en su piel, y la va a llevar por siempre. Realmente... soy un padre pésimo. Y realmente necesito una dosis grande de responsabilidad.


    No sé cuanto tiempo navegué por mis pensamientos, pero cuando volví a la realidad, el viejo me seguía mirando con esa mirada profunda. Hasta juraría que leyó todos mis pensamientos. Y me preguntó: "Nada?".


    Y de repente me miré en el reflejo de sus ojos, cayendo nuevamente en esa red de pensamientos.


    Veía a un tipo comun. Maduro y ocurrente. Su esposa lo había elegido por eso. Un hombre con todas las letras, que la cuidó siempre, desde novios. La protegió con todas sus fuerzas, la amó y la ama con todas sus energías, y por quién sacrificó su vida cómoda. Un tipo que pasó días enteros sin dormir para terminar la carrera, y para trabajar mientras tanto, y que no les falte nada. Un tipo que ama a sus hijos como a nadie, y por los que pasó noches enteras sin dormir, tardes enteras enseñandoles a hablar, caminar, sonreir, disfrutar... es decir, a vivir. Los alimenta, los instruye, los protege, y les da confianza. Un gran padre, aun con sus errores, que jamás los volvió a cometer. Pude verme a mi mismo en ese tipo, y sentí un gran orgullo. Sabía que mi familia, conmigo, iban a ser felices para siempre.


    Y ya desde mis propios ojos, sonreí sin mirar al viejo, y repetí nuevamente: "Nada...".



M!
"¿Te da asco las cucarachas y tienes algunas en tu casa? ¿O simplemente quieres tener protección por si las dudas? No esperes mas ¡y adquiere nuestra nuevo dispositivo anticucarachas!"

    El visor holográfico iluminaba el comedor levemente, mientras un hombre activaba el comando de voz para solicitar ese producto del que se acababa de enterar. 

    Juan tenía problemas de cucarachas desde que tenía memoria. Se ve que a esos bichos no les importaban los avances tecnológicos en limpieza, cerramientos incorruptibles en los ventanales y ductos de ventilación modernos. Las cucarachas molestaban siempre, y cada vez mas.Es por eso que ese producto, si no era la salvación, estaba muy cerca. Terminado el problema con las cucarachas, la vida sería mucho mas fácil.

    El hombre recibió en un par de horas una caja con ese dispositivo dentro. Lo primero que extrajo fue el manual de instrucciones, que versaba lo de siempre: advertencias de uso, tiempos de garantía, etc. Lo miró muy por encima, ya que su apuro era máximo. 

    Tomó por el mango el dispositivo, encendió el visor y coenzó a escanear su departamento. Ese tiempo que tardó en llegar el paquete investigó cómo funcionaba. Era simple: escanear, detectar la firma de calor de las cucarachas, apuntar y disparar el rayo gamma hacia el objetivo. Los rayos gamma mataban por radiación a esos insectos, y los que lograban sobrevivir quedaban estériles, por lo que no podían reproducirse. Ese día hizo seis disparos al arma. Y al otro día otros cuatro mas.

    La gran sorpresa es que ¡funcionó! Al día siguiente ni noticias de las cucarachas. Por fin algo eficiente contra esos bichos del demonio. La otra gran sorpresa fue el aumento terrible de otros bichos. ¡A montones! Escarabajos, arañas, abejas, etc. 

    En ese momento hizo lo que todos hacemos cuando no leemos el manual de instrucciones y algo anda mal: ir a leerlo desesperadamente. Mientras leía, sus pupilas se dilataban. La sección de efectos secundarios rezaba todo tipo de insectos asquerosos atraidos por la radiación. Pero la última parte fue la peor, ya que apenas terminó de leerla aró su bolso y se fue de ese lugar apra no volver nunca mas.

    Momentos despues, un gusano se arrastraba lentamente por el manual de instrucciones, y con su baba subrayaba irónicamente la frase:"... y por último, es posible que las cucarachas muten y aumenten de tamaño y peligrosidad."


M!

Este ha de ser un cuento breve. Tan breve que no tiene ni introducción ni nudo, solo este prólogo, y un desenlace.


“Finalmente, luego de esa cena tan exquisita, quedó encendido el incontenible gusto por cocinar, desplazando completamente a su fascinación por cantar. Y pasó a ser el hombre al que le encantaba cocinar, aunque lo hacía muy mal.


Sus vecinos, poco a poco dejaron de rezarle a Dios para que deje de cantar.


Sus amigos, poco a poco comenzaron a rezarle a Dios para que deje de cocinar.


Fin.”



M!

A mí me gusta dar consejos. Está bien, la gente no me los pide en general, pero yo se los doy igual. Creo que soy muy bueno en eso… mis amigos lo re desaprovechan la verdad. Tienen al alcance de la mano ser mejores personas sin necesidad de pagar a un consultor externo para ello. Me tienen a mí, pero no me usan.


Ok, en realidad, tengo que admitir que no es que no me los piden. Directamente me piden que no se los de.


Sin embargo, por más que lo intente, no puedo evitarlo. El destino se aparece siempre ahí, en el camino que tomaste justamente para evadirlo… y gracias a eso, conocí el amor.


Esto sucedió en el subte, hace ya 1 año.


Iba sentado en uno de esos asientos cortos, al final del vagón. No había mucha gente, y en el asiento del frente había una parejita. Ella le decía a él que no era necesario que bloquee su teléfono, que ella no se lo iba a revisar. Él insistió que no era por ella, que era por si se lo robaban. Y ella le retrucó que entonces, ponga uno con clave fácil, no con reconocimiento facial, sino era obvio que era porque tenía algo que ocultar.


Yo me moría por intervenir, y aconsejar a esa hermosa pareja. Pero no lo hice, me prometí no aconsejar a nadie por un tiempo… y venía bastante bien eh (por lo menos, mis amigos volvieron a estar cerca mío de nuevo).


Ella me miró, con un gesto dulce e inocente, y como si me hubiera leído la mente, me preguntó en voz alta:


-¿Vos qué opinás? ¿Algún consejo?


Y respondí casi automáticamente.


-Le recomiendo que no le ponga reconocimiento facial porque después cualquiera con cara de pelotudo lo va a poder desbloquear.



En ese momento, su sincera sonrisa determinó para siempre nuestros destinos.




M!

—No sos vos, soy yo —dice sin siquiera ser capaz de mirarme a los ojos, colorada, avergonzada. Me lo dice mientras yo me recuesto en la cama, a su lado.. En los tres segundos siguientes simplemente pienso, solo pienso. Me quedo callado, mirándola, pensando.


"No sos vos" me dijo, o sea, ¿no soy yo? Entonces ¿quién soy? Yo hasta hace tres segundos creía que era yo pero ahora resulta que no. "Soy yo" finalizó. Si, ya se que es ella. Es la que está poniendo en duda mi ser.


Pero si yo soy ese que se vistió de conejo blanco y con un ramo de rosas rojas le dijo: "¿Me perdonás?" ¿No se acordará? Soy el que dejó que frente a sus amigos sea humillado con un: "Ey! Decime te quiero, Chuchi". Soy ese que la defendió ante un especimen 3 veces mayor que yo. Soy ese, ¿recordará?


Seguro que ahora vienen recriminaciones. Y yo, como un caballero, callado. Y bien que me aguanté los pelos en el lavabo, la ropa interior colgada en la ducha y gritos tales como: "Cerrá la puerta del baño" o "Bajá la tapa del inodoro".


Pero claro, ahora para la señorita yo, "no soy yo". ¿Qué pasó al final? Ahora resulta que soy otro. Seguramente que ella es la que está con otro. Seguramente me engaña. Buscó la solución mas fácil. Fácil. ¡Fácil como ella! Al final terminó como todas, engañándome. Y me lo ocultó. Son todas iguales. ¡Ja! ¡No sos vos! ¡¿Pero quién te creés?! Y ella que me decía que yo me hacía la cabeza. Que yo era rencoroso. Que pensaba cualquier cosa. Que de dos líneas de texto hacía una novela. Antes decía eso...


Pero esto no va a quedar así. Voy a llamar a la loca de Sofía. Esa que dice ser su amiga y que cuando ella se iba al baño me tiraba onda, me guiñaba el ojo y me pedía mi teléfono y encima yo, tremendo gil, le decía: "No, sos amiga de Romi, cómo vas a hacer eso". Qué ciego e idiota fui. Ya va a ver esta. Le voy a pagar con la misma moneda. ¡Todas iguales! "No sos vos"... le voy a dar. ¡Embustera! Encima me lo dice en la cama. Podría habérmelo dicho antes de acostarme, pero seguro que me quiere ver sufrir. Comimos lo mas bien y no hubo reparos. Pero ya comidos, de repente, "No sos vos", ¿no?


Seguramente que la loca de su amiga le dijo algo. Qué rencorosa resultó la mujer que tengo a mi lado. Creí conocerla, pero ahora me sorprende con esa frase... Dios... "¡No sos vos, soy yo!" ¿Por qué no buscó algo original al menos? Y si, es igual a todas... Y yo, fiel y caballero, acá callado.


Seguramente que fue por la cena que le hice tener con mi madre. Su suegra. Siempre hablando de que su suegra tal o cual cosa, y no se acuerda que es mi madre, que no tiene que hablar así, pero son todas iguales. Primero todo bien, y tras una cena todo mal. Son todas así, nunca van a cambiar. Seguramente que es porque cocinó mi mamá y no ella. Que no soy yo, claro, seguramente. Y su amiga que me pedía el teléfono para organizar mañana algo. Mañana mismo llamo a Sofía y se lo digo por la cara.


No se ni qué contestar... Qué olor que siento... Seguramente que es lo que dijo que ahora me apesta. Es insoportable. Casi no puedo respirar del asco que le tengo. Aunque oliéndolo mejor siento que viene de abajo de la sábana...


La miro. Me mira y repite avergonzada:


—Perdoname, no sos vos, soy yo. La comida de tu mamá me hizo re mal.


—Está bien.—respondo avergonzándome un poco.


—Mañana saldremos con Sofía y su novio. Como no le quisiste dar el teléfono pasó por mi trabajo. ¿Acaso no te parece buena piba?


—Emmmsi.


—Bueno, hasta mañana.


—Te quiero, Chuchi—digo sin siquiera ser capaz de mirarla a los ojos, colorado, avergonzado.


Apago la luz. Me quedo despierto, reflexionando durante sesenta minutos mas.


Es increible que uno pueda pensar tanto en tres segundos y nada en una hora...




De mi otro blog, miguelchuchu.blogspot.com

Este blog pretende ser la continuación -reencarnación- de mi otro blog, intentando que en esta vida sea mas ordenado y mas organizado.

Pero quien quiera ver al otro bichito, acá tienen la dire: https://miguelchuchu.blogspot.com/


Sin mas me despido,

M!