Este ha de ser un cuento breve. Tan breve que no tiene ni introducción ni nudo, solo este prólogo, y un desenlace.
“Finalmente, luego de esa cena tan exquisita, quedó encendido el incontenible gusto por cocinar, desplazando completamente a su fascinación por cantar. Y pasó a ser el hombre al que le encantaba cocinar, aunque lo hacía muy mal.
Sus vecinos, poco a poco dejaron de rezarle a Dios para que deje de cantar.
Sus amigos, poco a poco comenzaron a rezarle a Dios para que deje de cocinar.
Fin.”
M!
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